INNOVACIÓN, UNA NECESIDAD. PERO…. ¿QUÉ ES? febrero 21, 2018 – Posted in: I+D+i – Tags: , ,

¿Qué es innovación?

La Innovación está en boca de todos. Todo el mundo opina sobre la necesidad de que las sociedades modernas sean capaces de innovar de un modo continuo para mantener el nivel de bienestar adquirido durante los últimos siglos, para crecer y crear puestos de trabajo, para mejorar la competitividad, en suma para seguir avanzando. En todos los programas de los partidos políticos de medio mundo se pueden encontrar intenciones para mejorar el entorno innovador de un país o de una región. Los manuales económicos utilizan la innovación como uno de los indicadores de salud de una economía. Las directivas de las empresas prometen cambios estructurales para potenciarla y una mayor inversión innovadora. Sobre lo que no hay tanto consenso es sobre su definición.

Hace unos lustros el término de moda era Investigación y Desarrollo: la I+D y sobre este concepto se albergaba la esperanza de cambios productivos hacia sociedades económicamente estables de futuros brillantes. No se tardó demasiado en incluir otra letra al final, la i pequeña, la innovación. Era patente que sólo generar conocimiento sin que sus resultados llegaran al mercado no podía generar impacto económico, y por lo tanto, todo lo que se prometía como mejora económica no podría realizarse.

Se acuñó un nuevo concepto, la “I+D+i”. Este supone una clara linealidad: se invierte en investigación, sus resultados se aplican al desarrollo de nuevas tecnologías, y la aplicación de esta desemboca en una innovación, todo ello secuencialmente, un paso detrás de otro y en sus departamentos independientes. La razón por la que la última i, la de la innovación, es minúscula comparada con la I mayúscula de la Investigación no está tan clara.

Sin embargo, analizando los grandes ejemplos de cómo la generación de conocimiento (investigación básica) desemboca en la llegada de nuevos productos, nuevos procesos y/o nuevos servicios al mercado no es posible ver esa linealidad y el proceso de innovación se intuye como algo más “turbulento”, que se desarrolla con las aportaciones de muchos actores diferentes en varios momentos y en los que la colaboración y la existencia de un entorno que favorezca estas actividades marcan el éxito de la llegada al mercado. Es el concepto de Innovación abierta.

 

 

Así pues, podríamos definir la innovación como el proceso que mediante la generación de conocimiento, la combinación de conocimiento ya existente o la mejora incremental de este desemboca en la llegada al mercado de una novedad que genera una mejora competitiva en el mercado o la generación de un mercado nuevo. Es decir, un término complejo que intenta englobar muchos procesos distintos, pero con un objetivo claro: llegar a un mercado para generar un crecimiento económico.

Por lo tanto, si la innovación tiene que ver con el mercado es lógico pensar que los actores principales de la innovación deberían ser aquellos que actúan en este: las empresas. Es generalmente aceptado que no existe innovación sin la participación de la empresa en su concepto más general: desde grandes empresas capaces de innovar de una manera sistemática acometiendo grandes inversiones en largos periodos de tiempo, pasando por pequeñas y medianas empresas que mejoren su posición a través de cambios más pequeños, o de emprendedores que puedan crear nuevas soluciones sobre las que basar un nuevo modelo de negocio.

¿Quiere esto decir que en la Innovación sólo las empresas juegan un papel? La respuesta debería ser no. Aunque el modelo lineal está ampliamente desechado, es evidente que la generación de un nuevo conocimiento a partir de investigación básica alimenta la creación de innovación y es posible que la lejanía de esa generación implique tanto riesgo de cara al beneficio económico que el mundo empresarial la rechace. Es aquí donde la colaboración entre entidades de distinto perfil juega un papel crucial dando sentido a la inversión en Investigación pública y/o privada.

 

Por lo tanto, la innovación es un proceso que genera beneficios, principalmente al que puede poner en el mercado un producto, un servicio o un proceso novedoso que le permita tener una ventaja competitiva. Entonces, ¿Por qué invertir dinero público en algo que genera beneficio económico? ¿No es suficiente esa ventaja competitiva para generar la inversión suficiente en innovación por parte del que la obtendrá? Las respuestas a estas preguntas no son sencillas y dependen mucho del tipo de mercado objetivo, de su volumen y de muchos otros factores, pero en muchos casos el efecto tractor del futuro beneficio no es suficiente para compensar los riesgos de una inversión a largo plazo. Es lo que se conoce como un fallo de mercado que es la justificación de la necesidad de la intervención pública en el proceso de innovación.

Desde el punto de vista de la sociedad general existe un beneficio claro en aumentar la capacidad innovadora del sector productivo: el aumento de la competitividad. Esta mayor competitividad creará unas mayores cotas de crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo de alta cualificación.

Según el modelo “lineal” clásico la actuación del Estado podría limitarse a dar apoyo a entidades que actúen en el comienzo de la cadena del conocimiento (Ciencia básica), lo que crearía un “desplazamiento” de la frontera tecnológica que facilitaría la llegada al mercado de esos conocimientos. Sin embargo, si aceptamos el modelo de innovación abierta “turbulento”, lo importante será crear un ecosistema innovador en toda la cadena para conseguir una mayor capacidad de llegada a mercado. Así, la actuación pública está justificada tanto en la generación de conocimiento sin aplicación comercial directa como en fases más cercanas al mercado.

Los hechos nos van demostrando que la innovación echa raíces en nuestro sector, aunque sea poco a poco, y que realmente vamos por el buen camino, tanto en el ámbito privado como en el público. La reciente presentación del Plan de Innovación por parte del Ministerio de Fomento reafirma el apoyo sin fisuras del Gobierno a su implantación en construcción. En cuanto a la empresa privada se va avanzando en dos sentidos:

–        Nuevas tecnologías: van encontrando su espacio con tres ejes fundamentales, drones, realidad virtual e impresión 3D.

–        Transformación digital: redes sociales, blogs, búsqueda de talento, newsletters, webs especializadas… son términos que hasta hace muy poco eran ajenos a nuestro entorno y ahora forman parte de nuestro día a día.

Cabe destacar el papel de la Plataforma Tecnológica de la Construcción PTEC, de la que son miembros la mayoría de las grandes empresas de construcción. Su labor consiste en la mejora del sector a través de la cooperación público-privada en investigación, desarrollo e innovación. Además, esta plataforma tiene una labor divulgativa clave para que los avances alcanzados puedan llegar a las pequeñas y medianas empresas.

http://www.plataformaptec.com/

 

En futuras entregas analizaremos la financiación pública disponible para diferentes fases del proceso de Innovación (lo que se conoce como investigación básica, aplicada y desarrollo tecnológico) en distintas administraciones tanto Nacionales como Europeas.

 

COLABORADOR

 

Guillermo Álvarez Jiménez

Jefe de Departamento de Retos Sociales, Dirección de Programas Europeos. CDTI

https://www.linkedin.com/in/guillermo-álvarez-jiménez-54682a7/